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365 DÍAS

  • Writer: Elián Zidán
    Elián Zidán
  • Sep 21
  • 2 min read

Por: Elián Zidán

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Han pasado 365 días desde que comencé este ejercicio de plasmar mis pensamientos en una columna semanal.


En estos doce meses, sin lugar a dudas aprendí a dejar que mis ideas volaran y se materializaran en palabras que, amablemente, algunos han leído. Como periodista, no siempre es fácil dar una opinión sobre algún tema, pues nuestro trabajo exige lo contrario: observar, narrar y contar sin tomar partido. Pero como ser humano, el tener una postura, una mirada sobre la vida, resulta profundamente enriquecedor.


En este año he aprendido mucho y he podido expresarme libremente sobre asuntos que me han tocado vivir de cerca. Recuerdo perfectamente el trabajo que me costó escribir mi primera columna, “Orgullo de ser mexicanos”, la cual hoy conservo enmarcada en mi oficina, firmada por Jorge Ramos. Ese día llegué a su oficina para plantearle la idea de comenzar a escribir y no solo me apoyó, sino que revisó mi texto como si fuera una tarea escolar. Fue él quien me hizo comprender que no estaba escribiendo un artículo de noticias, sino una columna: mi voz, mi reflexión.


Este espacio, donde uno se sienta frente a la computadora y comienza a teclear lo que tiene en la mente, en verdad es un privilegio. Desde que comienza la semana, me pregunto qué debo escribir y sobre qué tema. A menudo me cuestiono: “¿a quién le importará mi opinión sobre cierta circunstancia?”. Pero para mi sorpresa, sí hay quienes, amablemente, todos los domingos me leen y esperan estas líneas.


Si alguien, sea periodista o no, me está leyendo en este momento y se cuestiona sobre si debe opinar o escribir algo al respecto, mi respuesta sería un rotundo sí. Qué aburrido sería vivir en un mundo donde todos pensáramos igual. La pluralidad de voces enriquece, desafía y abre caminos.


Eso sí: el respeto a la opinión de los demás debe siempre imperar. Como decía Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz.” En un mundo ideal, todos podríamos opinar distinto sobre un mismo tema, pero coexistiendo cívicamente como seres humanos.


Hoy, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que este hábito no solo me ha hecho crecer como periodista, sino también como persona. Porque escribir no es solo dejar constancia de lo que uno piensa: es, sobre todo, una forma de diálogo con los demás y, al mismo tiempo, con uno mismo.


Que vengan los próximos 365 días, con nuevos retos, nuevas dudas y nuevas palabras. Porque mientras haya ideas que contar y lectores dispuestos a acompañarme en este viaje, este ejercicio seguirá valiendo la pena.

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© Elian Zidan

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