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Guerra de los huevos

  • Writer: Elián Zidán
    Elián Zidán
  • Feb 16
  • 2 min read

Por: Elián Zidán


Si los hay, están carísimos; si no, encontrarlos es una odisea. Hablamos de un producto tan básico que muchas veces pasó inadvertido en el supermercado y el refrigerador, pero hoy es motivo de peleas, robos y hasta un mercado negro.


Lo que estamos viendo es surrealista; personas discutiendo por un cartón de huevos, ladrones asaltando camiones repartidores y hasta metiéndose a las cocinas de los restaurantes. Ya no buscan la caja registradora, sino un producto esencial para la preparación de un sinfín de alimentos.


Ante esta crisis, muchas familias que ya batallan para llegar a fin de mes han tenido que dejar de comprar huevos o buscar sustitutos. Los restaurantes, por su parte, han reaccionado rápidamente; en algunos, como Waffle House, ya se cobra un extra por cada huevo servido. Y para quienes trabajan en la repostería, el impacto ha sido directo; sus costos han subido tanto como la preocupación por mantener sus negocios a flote.


Pero en medio de la crisis, surgen oportunidades. Ahora hay negocios que han encontrado en el caos una solución insólita: rentar gallinas ponedoras. Sí, para quienes tienen espacio, esta alternativa se ha convertido en una forma de garantizar su propio suministro de huevos sin depender de los precios exorbitantes del mercado.


Ahora bien, ¿por qué estamos hablando de esto y por qué los expertos aseguran que la situación va a empeorar, con un aumento de hasta 20% en los próximos días? La respuesta está en la gripe aviar. Esta enfermedad ha llevado al sacrificio de millones de aves, incluyendo gallinas ponedoras, lo que ha golpeado la producción a niveles alarmantes.


En Nueva York, por ejemplo, los bodegueros han recurrido a una práctica muy latinoamericana: vender huevos a granel en bolsas de plástico, porque en algunas zonas, la docena puede llegar a costar hasta 15 dólares. Y lo peor es que la situación está lejos de resolverse, ya que los casos de gripe aviar siguen en aumento, incluso con contagios en humanos.


Un experto me explicó que una gallina tarda más de seis meses en comenzar a poner huevos, por lo que la normalización de precios no será inmediata. Además, al ser un producto altamente regulado, su importación no es viable, lo que significa que dependemos únicamente de la producción nacional.


Esto es un golpe duro para muchas familias, especialmente las de escasos recursos, que solían ver en el huevo una opción asequible para obtener proteínas. Y si a esto le sumamos que la inflación ha vuelto a subir, haciendo que todo esté más caro que hace unas semanas (ni se diga en comparación con años anteriores), el panorama no es alentador.


Al final, esta crisis nos deja una gran enseñanza: aprender a valorar lo que tenemos, por más insignificante que parezca. Porque ahora que el huevo escasea o cuesta un ojo de la cara, nos damos cuenta de su verdadero valor en nuestra alimentación y vida diaria.

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© Elian Zidan

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