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Justos por pecadores

  • Writer: Elián Zidán
    Elián Zidán
  • Feb 2
  • 2 min read

Por: Elián Zidán


Sin distinción, y sin matices; Así es como se están llevando a cabo las operaciones para deportar migrantes irregulares de Estados Unidos.


El discurso oficial insiste en que la prioridad son aquellos que han cometido crímenes y representan un riesgo para la sociedad. Sin embargo, los datos y las imágenes que circulan en redes sociales cuentan otra historia.


En Chicago, agentes derribaron la puerta de una casa, sacaron a toda una familia a la calle (incluyendo niños) y detuvieron a un hombre que ni siquiera era el objetivo del operativo. La respuesta oficial vino del zar de la frontera, Tom Homan, quien justificó lo ocurrido como "daños colaterales".


Es cierto que hay criminales que han hecho del delito su forma de vida, pero la administración Trump ha optado por una narrativa que mete a todos los migrantes en la misma canasta. La justificación es simple; haber ingresado al país sin autorización es, en sí mismo, un crimen.


Pero, ¿quién es realmente un criminal? Pensaríamos en asesinos, violadores, bandidos o estafadores. Pero ¿también en quienes huyen de ellos, buscando un mejor futuro?


Probablemente entrar a un país sin permiso no sea la vía correcta. Si alguien hiciera lo mismo en nuestra casa, lo veríamos como una invasión. Pero aquí es donde el sentido común choca con la compasión.


Hay que entender qué lleva a una persona a dejarlo todo atrás, a enfrentarse a un camino lleno de peligros, a llegar a un país donde no conoce el idioma ni las reglas. Juzgar es fácil desde la comodidad de los privilegios, pero escuchar y comprender exige otro tipo de esfuerzo.


Es innegable que en los últimos años, la llegada masiva de migrantes a la frontera sur incluyó a delincuentes que sembraron miedo en comunidades que desconocían estas prácticas. Pero este fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos; la xenofobia se ha repetido en diferentes países y generaciones.


Defender a quienes ingresaron de manera irregular es complicado porque, efectivamente, violaron las reglas. Sin embargo, es fundamental entender el contexto y, sobre todo, separar peras de manzanas.


La mano de obra migrante ha sido clave para la economía estadounidense. La mayoría de estos trabajadores han construido sus vidas con esfuerzo y dignidad. Pero, lamentablemente, comparten un mismo estatus con quienes sí delinquen.


El reto no está en castigar a todos por igual, sino en encontrar el equilibrio entre seguridad y humanidad. Más allá de ideologías políticas, es imperativo diferenciar dentro de una misma comunidad a quienes buscan un futuro mejor de quienes sí representan una amenaza. Hoy, muchos se sienten criminalizados simplemente por el lugar donde nacieron.

1 Comment


eliset37
Feb 02

Expusiste todo tal y como es así nos sentimos nosotros los hispanos con o sin documentos en regla es un sentir general por que por más que estemos años en este país y formado familia ahora con este gobierno no nos sentimos seguros y es el momento en que nosotros debemos estar más unidos que nunca para hacer sentir nuestro grito a este país

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© Elian Zidan

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